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Las 4 leyendas egipcias mas Populares

 



Las cinco leyendas egipcias más populares: mitos y tradiciones que fascinan al mundo

Egipto es una de las civilizaciones más antiguas y admiradas del mundo, que ha dejado un legado cultural e histórico impresionante. Entre sus aportes, destacan sus leyendas y mitos, que reflejan su visión del mundo, su religión y su arte. Estas historias, que se han transmitido de generación en generación, nos permiten conocer y apreciar el patrimonio egipcio, y nos sorprenden con su belleza y su sabiduría. En este artículo, te invitamos a conocer las cinco leyendas egipcias más populares, que te harán viajar por su fascinante imaginario.

1. El mito de la creación

Al igual que otras culturas, los egipcios tenían su propia versión de la creación del universo y el mundo en el que vivimos. De hecho, existían varias versiones según la ciudad y el culto que se practicara, pero una de las más conocidas es la de Heliópolis, la ciudad del dios sol Ra. Según esta versión, al principio solo existía un océano infinito y oscuro llamado Nun, que contenía todos los elementos posibles. De este océano surgió una colina de tierra, llamada Benben, sobre la que se posó el dios Ra, que se había creado a sí mismo. Ra era el primer dios, el creador de todo lo demás. Con su aliento creó al dios Shu, el aire, y a la diosa Tefnut, la humedad. Estos dos dioses tuvieron a su vez a Geb, la tierra, y a Nut, el cielo. Geb y Nut se unieron y tuvieron cuatro hijos: Osiris, Isis, Seth y Neftis, los principales dioses del panteón egipcio. Ra también creó al Nilo, a las plantas, a los animales y a los seres humanos, a partir de sus lágrimas. Así, Ra fue el origen de todo lo que existe.

2. La leyenda de Isis y Osiris

Isis y Osiris eran hermanos y esposos, y también los dioses más queridos y venerados por los egipcios. Osiris era el dios de la vegetación, la agricultura y la vida después de la muerte, y gobernaba el mundo con justicia y sabiduría. Isis era la diosa de la magia, la medicina y la maternidad, y ayudaba a su esposo en su labor. Sin embargo, su hermano Seth, el dios del desierto, la sequía y el caos, estaba celoso de ellos y quería arrebatarles el trono. Seth ideó un plan malvado: construyó un ataúd a la medida de Osiris, y lo ofreció como regalo al que le quedara mejor. Osiris, confiado, se metió en el ataúd, y Seth lo cerró y lo selló con plomo. Luego, lo arrojó al Nilo, y el ataúd fue arrastrado por la corriente hasta el mar. Isis, desconsolada, buscó el cuerpo de su esposo por todo el mundo, hasta que lo encontró en una tierra lejana, donde lo había recogido la reina. Isis recuperó el ataúd y lo llevó de vuelta a Egipto, donde lo escondió en un lugar secreto. Pero Seth lo descubrió, y furioso, cortó el cuerpo de Osiris en catorce pedazos, que esparció por todo el país. Isis no se rindió, y con la ayuda de su hermana Neftis y del dios Anubis, reunió los pedazos de Osiris y los vendó con lino, creando la primera momia. Luego, con su poderosa magia, logró revivir a Osiris por un breve momento, y se unió a él. De esta unión nació Horus, el dios halcón, que heredó el trono de su padre. Osiris, por su parte, se convirtió en el señor del inframundo, donde juzgaba las almas de los muertos.

3. La leyenda de Horus y Seth

Horus era el hijo de Isis y Osiris, y el legítimo heredero del trono de Egipto. Pero su tío Seth, el asesino de su padre, no estaba dispuesto a cederle el poder, y lo desafió a una serie de combates. Estos combates duraron ochenta años, y en ellos se enfrentaron no solo Horus y Seth, sino también sus seguidores. Hubo momentos en que Horus parecía vencer a Seth, y otros en que Seth parecía vencer a Horus. En una ocasión, Seth le arrancó el ojo izquierdo a Horus, pero este se lo devolvió con su magia. En otra ocasión, Horus le arrancó los testículos a Seth, pero este se los recuperó con su fuerza. Los dioses no sabían a quién apoyar, y se dividieron en dos bandos. Algunos, como Ra, el dios sol, preferían a Seth, porque lo consideraban más fuerte y capaz de defender Egipto de sus enemigos. Otros, como Thot, el dios de la escritura y la sabiduría, preferían a Horus, porque lo consideraban más justo y fiel a la voluntad de su padre. Finalmente, los dioses decidieron someter el caso al juicio de la diosa Neit, la creadora del mundo. Neit dictaminó que Horus debía ser el rey de Egipto, y que Seth debía ser su protector y aliado. Así, Horus y Seth se reconciliaron, y Egipto volvió a la paz y la prosperidad.

4. La leyenda del nombre secreto de Ra

Ra era el dios sol, el creador de todo lo que existe, y el más poderoso de los dioses. Ra tenía muchos nombres, pero solo él conocía su verdadero nombre, el nombre que le había dado al mundo cuando tomó conciencia de sí mismo. Este nombre era su secreto más preciado, y le otorgaba un poder ilimitado. Ningún otro dios, ni siquiera sus hijos, podía pronunciarlo ni saberlo. Pero había una diosa que ansiaba conocer el nombre secreto de Ra: Isis, la diosa de la magia. Isis quería aumentar su poder y su sabiduría, y sabía que el nombre de Ra era la clave para lograrlo. Así que ideó un plan: observó que Ra, al ser muy anciano, solía babear mientras caminaba por el cielo. Isis recogió un poco de su saliva, y con ella modeló una serpiente de arcilla. Luego, colocó la serpiente en el camino de Ra, y esperó a que la mordiera. Cuando Ra pasó por allí, la serpiente le clavó sus colmillos, y le inyectó un veneno muy potente. Ra sintió un dolor insoportable, y cayó al suelo. Los demás dioses acudieron a socorrerlo, y le preguntaron qué le pasaba. Ra les dijo que había sido mordido por una serpiente que él no había creado, y que el veneno le estaba consumiendo. Los dioses intentaron curarlo con sus poderes, pero no pudieron. Entonces, Isis se acercó a Ra, y le dijo que ella podía sanarlo, pero que para ello necesitaba saber su nombre secreto. Ra se negó a revelarlo, y le dijo otros nombres que tenía, pero ninguno era el verdadero. El veneno seguía haciendo efecto, y Ra se debilitaba cada vez más. Isis insistió, y le dijo que solo su nombre secreto podía salvarlo. Ra, al borde de la muerte, no tuvo más remedio que acceder, y le susurró su nombre al oído de Isis. Isis, al oírlo, se llenó de alegría, y pronunció unas palabras mágicas, que hicieron desaparecer el veneno y la serpiente. Ra se recuperó, y agradeció a Isis su ayuda. Pero Isis ya había conseguido lo que quería: el nombre secreto de Ra, y con él, una parte de su poder.

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