Las cinco leyendas egipcias más populares: mitos y tradiciones que fascinan al mundo
Egipto es una de las civilizaciones más antiguas y admiradas del mundo, que ha dejado un legado cultural e histórico impresionante. Entre sus aportes, destacan sus leyendas y mitos, que reflejan su visión del mundo, su religión y su arte. Estas historias, que se han transmitido de generación en generación, nos permiten conocer y apreciar el patrimonio egipcio, y nos sorprenden con su belleza y su sabidurÃa. En este artÃculo, te invitamos a conocer las cinco leyendas egipcias más populares, que te harán viajar por su fascinante imaginario.
1. El mito de la creación
Al igual que otras culturas, los egipcios tenÃan su propia versión de la creación del universo y el mundo en el que vivimos. De hecho, existÃan varias versiones según la ciudad y el culto que se practicara, pero una de las más conocidas es la de Heliópolis, la ciudad del dios sol Ra. Según esta versión, al principio solo existÃa un océano infinito y oscuro llamado Nun, que contenÃa todos los elementos posibles. De este océano surgió una colina de tierra, llamada Benben, sobre la que se posó el dios Ra, que se habÃa creado a sà mismo. Ra era el primer dios, el creador de todo lo demás. Con su aliento creó al dios Shu, el aire, y a la diosa Tefnut, la humedad. Estos dos dioses tuvieron a su vez a Geb, la tierra, y a Nut, el cielo. Geb y Nut se unieron y tuvieron cuatro hijos: Osiris, Isis, Seth y Neftis, los principales dioses del panteón egipcio. Ra también creó al Nilo, a las plantas, a los animales y a los seres humanos, a partir de sus lágrimas. AsÃ, Ra fue el origen de todo lo que existe.
2. La leyenda de Isis y Osiris
Isis y Osiris eran hermanos y esposos, y también los dioses más queridos y venerados por los egipcios. Osiris era el dios de la vegetación, la agricultura y la vida después de la muerte, y gobernaba el mundo con justicia y sabidurÃa. Isis era la diosa de la magia, la medicina y la maternidad, y ayudaba a su esposo en su labor. Sin embargo, su hermano Seth, el dios del desierto, la sequÃa y el caos, estaba celoso de ellos y querÃa arrebatarles el trono. Seth ideó un plan malvado: construyó un ataúd a la medida de Osiris, y lo ofreció como regalo al que le quedara mejor. Osiris, confiado, se metió en el ataúd, y Seth lo cerró y lo selló con plomo. Luego, lo arrojó al Nilo, y el ataúd fue arrastrado por la corriente hasta el mar. Isis, desconsolada, buscó el cuerpo de su esposo por todo el mundo, hasta que lo encontró en una tierra lejana, donde lo habÃa recogido la reina. Isis recuperó el ataúd y lo llevó de vuelta a Egipto, donde lo escondió en un lugar secreto. Pero Seth lo descubrió, y furioso, cortó el cuerpo de Osiris en catorce pedazos, que esparció por todo el paÃs. Isis no se rindió, y con la ayuda de su hermana Neftis y del dios Anubis, reunió los pedazos de Osiris y los vendó con lino, creando la primera momia. Luego, con su poderosa magia, logró revivir a Osiris por un breve momento, y se unió a él. De esta unión nació Horus, el dios halcón, que heredó el trono de su padre. Osiris, por su parte, se convirtió en el señor del inframundo, donde juzgaba las almas de los muertos.
3. La leyenda de Horus y Seth
Horus era el hijo de Isis y Osiris, y el legÃtimo heredero del trono de Egipto. Pero su tÃo Seth, el asesino de su padre, no estaba dispuesto a cederle el poder, y lo desafió a una serie de combates. Estos combates duraron ochenta años, y en ellos se enfrentaron no solo Horus y Seth, sino también sus seguidores. Hubo momentos en que Horus parecÃa vencer a Seth, y otros en que Seth parecÃa vencer a Horus. En una ocasión, Seth le arrancó el ojo izquierdo a Horus, pero este se lo devolvió con su magia. En otra ocasión, Horus le arrancó los testÃculos a Seth, pero este se los recuperó con su fuerza. Los dioses no sabÃan a quién apoyar, y se dividieron en dos bandos. Algunos, como Ra, el dios sol, preferÃan a Seth, porque lo consideraban más fuerte y capaz de defender Egipto de sus enemigos. Otros, como Thot, el dios de la escritura y la sabidurÃa, preferÃan a Horus, porque lo consideraban más justo y fiel a la voluntad de su padre. Finalmente, los dioses decidieron someter el caso al juicio de la diosa Neit, la creadora del mundo. Neit dictaminó que Horus debÃa ser el rey de Egipto, y que Seth debÃa ser su protector y aliado. AsÃ, Horus y Seth se reconciliaron, y Egipto volvió a la paz y la prosperidad.
4. La leyenda del nombre secreto de Ra
Ra era el dios sol, el creador de todo lo que existe, y el más poderoso de los dioses. Ra tenÃa muchos nombres, pero solo él conocÃa su verdadero nombre, el nombre que le habÃa dado al mundo cuando tomó conciencia de sà mismo. Este nombre era su secreto más preciado, y le otorgaba un poder ilimitado. Ningún otro dios, ni siquiera sus hijos, podÃa pronunciarlo ni saberlo. Pero habÃa una diosa que ansiaba conocer el nombre secreto de Ra: Isis, la diosa de la magia. Isis querÃa aumentar su poder y su sabidurÃa, y sabÃa que el nombre de Ra era la clave para lograrlo. Asà que ideó un plan: observó que Ra, al ser muy anciano, solÃa babear mientras caminaba por el cielo. Isis recogió un poco de su saliva, y con ella modeló una serpiente de arcilla. Luego, colocó la serpiente en el camino de Ra, y esperó a que la mordiera. Cuando Ra pasó por allÃ, la serpiente le clavó sus colmillos, y le inyectó un veneno muy potente. Ra sintió un dolor insoportable, y cayó al suelo. Los demás dioses acudieron a socorrerlo, y le preguntaron qué le pasaba. Ra les dijo que habÃa sido mordido por una serpiente que él no habÃa creado, y que el veneno le estaba consumiendo. Los dioses intentaron curarlo con sus poderes, pero no pudieron. Entonces, Isis se acercó a Ra, y le dijo que ella podÃa sanarlo, pero que para ello necesitaba saber su nombre secreto. Ra se negó a revelarlo, y le dijo otros nombres que tenÃa, pero ninguno era el verdadero. El veneno seguÃa haciendo efecto, y Ra se debilitaba cada vez más. Isis insistió, y le dijo que solo su nombre secreto podÃa salvarlo. Ra, al borde de la muerte, no tuvo más remedio que acceder, y le susurró su nombre al oÃdo de Isis. Isis, al oÃrlo, se llenó de alegrÃa, y pronunció unas palabras mágicas, que hicieron desaparecer el veneno y la serpiente. Ra se recuperó, y agradeció a Isis su ayuda. Pero Isis ya habÃa conseguido lo que querÃa: el nombre secreto de Ra, y con él, una parte de su poder.
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